*Portolés afirma que estos símbolos son y serán “nuestras mejores señas de identidad”
El periódico independiente “Comarca”, dirigido por la periodista Noelia Blasco, ha dado cobertura al polémico debate sobre la retirada de la Cruz que exaltaba a “Víctimas de la Guerra Civil” en la Villa de Altura.
El columnista Manuel Portolés, ex responsable “administrativo” del Santuario de la Cueva Santa se ha pronunciado bajo título "Doble Moral", respecto a la actuación “despiadada contra los símbolos de la religión católica”, haciendo comparativa a la retirada de la Cruz de Altura, alegando que en la actualidad “la sociedad está más necesitada de aquellos valores que nos hacen más hermanos y más compresibles y respetuosos los unos con los otros”, apoyándose en la doctrina cristiana.
Portolés, por otro lado se apoya en las declaraciones del alcalde de la Villa, Rafael Rubio, quien hizo declaraciones al diario Levante, en el que afirmó que las causas de la retirada de la Cruz fue provocada por la peligrosidad del temporal, de ahí el apoyo de Portolés a esta afirmación del “edil popular”, diciendo que estas circunstancias “exigían o condicionaban su retirada”. A pesar que tras la restauración de la fachada de esta Iglesia, no ha habido ninguna intención e interés, ni por lo visto lo hay, de volver a colocarla, ahora si, sin peligrosidad por las obras o el viento.
Muchos católicos, tras esta actuación se han sentido profundamente dolidos, al ver que el propio “clero secular” no tenga intención de volver a colocarla “en su sitio”, y no, avergonzándose de sus raíces, “escondiéndola”, o bien, en una porchá, o en un museo. Porque la Iglesia Católica sigue considerando, como en el caso de la Diócesis de Cuenca, que estas “Cruces”, no son piezas de museo, no son objetos inertes, sino que en estas cruces están reflejada el alma de estas víctimas que siguiendo la palabra del Evangelio no se avergonzaron de Cristo, “como por lo visto está ocurriendo ahora” sino que estas cruces son la memoria, no sólo histórica, sino la memoria del ejemplo del catolicismo y la lucha de la libertad y la “no violencia”, en estos momentos, en el que según afirma Portolés, “se esfuerza en desenterrar de nuestra sociedad todos los símbolos católicos”.
Aunque no entendamos, que el Sr. Portolés, tras sus declaraciones, por otro lado, está insertado en el oscuro relativismo social que conduce a actuaciones discriminantes y anti históricas como este lamentable suceso y declare que “hay que asumirlo” y “que ya no tiene ningún sentido ahora especular, si se debió haberse hecho o no, ni de quien haya sido la iniciativa”. Con lo cual no estarían de acuerdo ni los mártires ni los portavoces de la Iglesia Católica, sino lo que deben hacer los cristianos es reclamar y exigir que se coloque esta Cruz donde en su día se colocó, por que al igual que el Evangelio, tiene vigencia y sentido en nuestro días. Y si, este señor o el rector de Altura no están de acuerdo y creen que esta Cruz y su actuación es algo correcto por que ya no tiene sentido y que debemos de asumirlo, la Conferencia Episcopal Española debería de pronunciarse al respecto.
Que no piensen que los católicos del Alto Palancia van a olvidar esta actuación, sino que van a defender lo que es justo, la memoria de estos mártires y van a seguir su lucha como la siguieron ellos por defender la justicia, la libertad y la dignidad que estos símbolos merecen, por que dice el Evangelio “al que me niegue delante de los hombres, Él lo negará delante de los Ángeles de Dios” y “a quien blasfemie contra el Espíritu Santo no se le perdonará” (lucas,12.8,11)
El periódico independiente “Comarca”, dirigido por la periodista Noelia Blasco, ha dado cobertura al polémico debate sobre la retirada de la Cruz que exaltaba a “Víctimas de la Guerra Civil” en la Villa de Altura.
El columnista Manuel Portolés, ex responsable “administrativo” del Santuario de la Cueva Santa se ha pronunciado bajo título "Doble Moral", respecto a la actuación “despiadada contra los símbolos de la religión católica”, haciendo comparativa a la retirada de la Cruz de Altura, alegando que en la actualidad “la sociedad está más necesitada de aquellos valores que nos hacen más hermanos y más compresibles y respetuosos los unos con los otros”, apoyándose en la doctrina cristiana.
Portolés, por otro lado se apoya en las declaraciones del alcalde de la Villa, Rafael Rubio, quien hizo declaraciones al diario Levante, en el que afirmó que las causas de la retirada de la Cruz fue provocada por la peligrosidad del temporal, de ahí el apoyo de Portolés a esta afirmación del “edil popular”, diciendo que estas circunstancias “exigían o condicionaban su retirada”. A pesar que tras la restauración de la fachada de esta Iglesia, no ha habido ninguna intención e interés, ni por lo visto lo hay, de volver a colocarla, ahora si, sin peligrosidad por las obras o el viento.
Muchos católicos, tras esta actuación se han sentido profundamente dolidos, al ver que el propio “clero secular” no tenga intención de volver a colocarla “en su sitio”, y no, avergonzándose de sus raíces, “escondiéndola”, o bien, en una porchá, o en un museo. Porque la Iglesia Católica sigue considerando, como en el caso de la Diócesis de Cuenca, que estas “Cruces”, no son piezas de museo, no son objetos inertes, sino que en estas cruces están reflejada el alma de estas víctimas que siguiendo la palabra del Evangelio no se avergonzaron de Cristo, “como por lo visto está ocurriendo ahora” sino que estas cruces son la memoria, no sólo histórica, sino la memoria del ejemplo del catolicismo y la lucha de la libertad y la “no violencia”, en estos momentos, en el que según afirma Portolés, “se esfuerza en desenterrar de nuestra sociedad todos los símbolos católicos”.
Aunque no entendamos, que el Sr. Portolés, tras sus declaraciones, por otro lado, está insertado en el oscuro relativismo social que conduce a actuaciones discriminantes y anti históricas como este lamentable suceso y declare que “hay que asumirlo” y “que ya no tiene ningún sentido ahora especular, si se debió haberse hecho o no, ni de quien haya sido la iniciativa”. Con lo cual no estarían de acuerdo ni los mártires ni los portavoces de la Iglesia Católica, sino lo que deben hacer los cristianos es reclamar y exigir que se coloque esta Cruz donde en su día se colocó, por que al igual que el Evangelio, tiene vigencia y sentido en nuestro días. Y si, este señor o el rector de Altura no están de acuerdo y creen que esta Cruz y su actuación es algo correcto por que ya no tiene sentido y que debemos de asumirlo, la Conferencia Episcopal Española debería de pronunciarse al respecto.
Que no piensen que los católicos del Alto Palancia van a olvidar esta actuación, sino que van a defender lo que es justo, la memoria de estos mártires y van a seguir su lucha como la siguieron ellos por defender la justicia, la libertad y la dignidad que estos símbolos merecen, por que dice el Evangelio “al que me niegue delante de los hombres, Él lo negará delante de los Ángeles de Dios” y “a quien blasfemie contra el Espíritu Santo no se le perdonará” (lucas,12.8,11)
Editorial/J.Alcalá
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