Divina Misericordia

sábado, 28 de mayo de 2011

Educación integral

En mi carta anterior hablaba de la emergencia educativa, es decir de la dificultad cada mayor que encuentran los educadores para transmitir a las nuevas generaciones los valores fundamentales de la existencia y de un recto comportamiento. Ya no somos capaces de ofrecer a los jóvenes, a las nuevas generaciones, lo que es nuestro deber transmitirles. Nosotros estamos en deuda en relación a ellos también en lo que respecta a aquellos verdaderos valores que dan fundamento a la vida. De lo contrario se termina descuidado y olvidado el objetivo esencial de la educación, que es la formación de la persona para hacerla capaz de vivir en plenitud y de dar su contribución al bien de la comunidad.

Si bien los padres y el resto de educadores se ven desbordados y están fácilmente tentados a abdicar de sus deberes educativos, crece la demanda de una educación auténtica y el redescubrimiento de la necesidad de educadores que sean verdaderamente tales. Dicha petición une a los padres, a los docentes y a la sociedad misma, que ve amenazada las bases de la convivencia.

La tarea educativa ha de responder a este desafío. No se puede seguir marginando en la tarea educativa las dimensiones ética, moral y religiosa de la persona; estos aspectos son los únicos que pueden aportar elementos al conocimiento de sí mismo y de los demás así como a la capacidad trascendente de la persona.

Benedicto XVI ha pedido que es preciso retomar la idea de una formación integral, basada en la unidad del conocimiento enraizado en la verdad. Eso sirve para contrarrestar la tendencia tan evidente en la sociedad contemporánea hacia la fragmentación del saber y el peligro de la desestructuración de la persona.

A la vista de todos está la imperiosa necesidad y la urgencia de ayudar a los niños, adolescentes y jóvenes a proyectar la vida según valores auténticos, que hagan referencia a una visión alta del hombre. Hoy las nuevas generaciones quieren saber quién es el hombre y cuál es su verdadero destino, y buscan respuestas que les puedan indicar el camino que conviene recorrer para fundar su existencia en valores perennes. Para los cristianos son los que ofrecen Jesucristo y su Evangelio. H

Fuente: El Periódico Mediterráneo

jueves, 19 de mayo de 2011

miércoles, 4 de mayo de 2011

Monseñor Casimiro López, Obispo de Segorbe-Castellón, ha inaugurado el IV Congreso de Educación Católica para el Siglo XXI.

Monseñor Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón, ha manifestado hoy en Valencia que “el Estado no puede utilizar el sistema educativo para imponer a la sociedad una concepción del hombre”. “Sería grave” la imposición de un proyecto educativo “desprovisto de los valores morales y religiosos que son constitutivos de lo humano”, ha añadido.

El Obispo de Segorbe-Castellón ha pronunciado estas palabras en la sesión de apertura del IV Congreso Internacional de Enseñanza y Educación Católica para el siglo XXI, que bajo el lema “La educación para la interioridad: Aportación de la Compañía de Jesús y de la Orden del Carmelo a la educación”, tiene lugar desde hoy hasta el viernes día 4 en el Centro Cultural de Bancaixa, organizado por la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir.

En su intervención, Mons. López Llorente ha resaltado que “no puede descuidarse la dimensión religiosa de la existencia humana en la educación”, puesto que “el hombre no puede comprenderse plenamente a sí mismo si prescinde de Dios”.

“La escuela de concepción laicista y excluyente de toda concepción religiosa –ha señalado– impediría el ejercicio libre y plural de las opciones de los padres en la educación de los hijos según sus convicciones”.

El Obispo ha propuesto una “educación integral” ante la “emergencia educativa” que existe en la sociedad actual, tal y como ha advertido el Papa Benedicto XVI. Una emergencia que surge por la expansión de un “falso concepto de autonomía personal” y del “relativismo”.

Mons. López Llorente ha definido la “formación integral” como el “proceso continuo, permanente y participativo que busca desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las dimensiones del ser humano, como son la dimensión ética, espiritual, cognitiva, afectiva, estética, corporal, comunicativa y transcendente, y todo ello con el fin de lograr la realización plena en la sociedad”. “Estas capacidades –ha apostillado– son líneas del desarrollo humano y deben responder a las preguntas más transcendentales del ser humano”.

Tras destacar que “con una educación integral, ayudaremos a los jóvenes a ensanchar los horizontes de su inteligencia abriéndose al misterio de Dios en el que se encuentra el sentido de nuestra existencia”, ha agregado que para ello “es necesario conocer la concepción antropológica que subyace al proyecto educativo”.

A este respecto, Mons. López Llorente ha expresado que la educación cristiana entiende que “la calidad de su enseñanza está vinculada a su visión cristiana del hombre y del mundo que le aporta la fe y que está presente en todo el quehacer educativo del colegio, de tal manera que el alumno adquiera una verdadera síntesis de fe, cultura y vida”. Por ello, “el Papa invita a elaborar un proyecto educativo que brote de una visión coherente del hombre como puede surgir de la imagen y realización perfecta que tenemos de Jesucristo”.

Una escuela católica “al servicio de la formación integral del alumno debe educar en los principios morales, en los valores y en las virtudes que proceden de la fe cristiana, como son el respeto al otro en toda su peculiar dignidad, el servicio y ayuda desinteresada, la sensibilidad ante los débiles y la cercanía para los que necesitan amistad, consecuencia inmediata de la fraternidad universal por se hijos de Dios”, ha reflexionado el prelado.

Ha defendido también D. Casimiro López que “es vital para todo proyecto educativo católico educar desde la primera edad en el valor permanente y transcendente del amor que se expresa en el sentido de la gratuidad, de la donación y del servicio desinteresado”.

Por ello, ha reivindicado el estatus académico de la asignatura de Religión como “una asignatura fundamental y troncal”, que “en un proyecto educativo integral” ha de entrar ”en diálogo interdisciplinar con las demás”. “De hecho –ha asegurado–, contribuye ampliamente no solo al desarrollo integral del estudiante, sino también al conocimiento del otro, a la comprensión y respeto recíproco”.

Finalmente, Mons. López Llorente ha invitado a “recuperar la esperanza y a no caer en la desesperanza” y, siguiendo al Papa Benedicto XVI de nuevo, ha animado a desarrollar la tarea de responder a la emergencia educativa existente con la educación integral como “desarrollo armónico de todas las capacidades del alumno integradas desde un principio rector y una finalidad transcendente, de tal manera que esta formación constituye una cosmovisión de la formación y de la vida misma”.

Fuente: hazteori.com

El arzobispo de Valencia destaca la entrega de García-Gasco a la Iglesia y "al servicio de todos los hombres"

El arzobispo de Valencia, Monseñor Carlos Osoro, ha destacado este miércoles que "en medio de la consternación" por la muerte del cardenal Agustín García-Gasco "surge la esperanza" porque el arzobispo emérito de Valencia vivió "para amar y para entregarse por amor a la Iglesia" y "al servicio de todos los hombres".

Osoro se ha pronunciado así durante el funeral de Agustín García-Gasco, que falleció el pasado domingo a los 80 años a causa de un infarto. "Después de unos días de estancia en Roma para asistir a la beatificación del Papa Juan Pablo II, recibíamos la noticia de la muerte de Don Agustín, en medio de la consternación, surgía la esperanza, pues quien había vivido para amar y para entregarse por amor en la Iglesia al servicio de todos los hombres", ha señalado.

En la homilía, el arzobispo de Valencia ha señalado que "la resurrección nos ha alcanzado e impregnado" y ha comentado que "fue al Señor a quien se agarró de su mano Don Agustín, por eso podía decir 'yo, pero ya no yo'". "Don Agustín habiendo recibido la vida de Cristo, no permaneció en la muerte, amó", ha declarado el prelado.
A juicio de Carlos Osoro, en García-Gasco "se hacían verdad las palabras del libro del Apocalipsis: 'Dichosos los muertos que mueren en el señor. Desde ahora sí, dice el Espíritu, que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan'".
Miles de fieles han asistido a la ceremonia, que ha comenzado antes de las 17.00 horas con el traslado del féretro con los restos mortales del cardenal desde el Palacio Arzobispal, donde ha estado abierta hasta las 16.00 horas la capilla ardiente, hasta la Catedral.

La banda municipal de Valencia ha interpretado la marcha fúnebre de Chopin en la salida de la procesión, mientras las campanas del Miguelete tocaban a difunto.

A su paso por la Basílica de la Virgen, la comitiva ha parado para volver el féretro hacia la imagen de la patrona de Valencia, la Mare de Déu dels Dersamparats, mientras la Escolanía de la Virgen interpretaba el himno de la Coronación.

La comitiva, encabezada por la cruz arzobispal y el evangeliario, estaba formada por seis cardenales, 31 obispos y arzobispos y más de 300 sacerdotes, así como el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, el presidente de la Diputación, Alfonso Rus y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá.

También ha asistido a la ceremonia un nutrida representación del equipo de gobierno de la Generalitat, el subdelegado del Gobierno en la Comunitat, Luis Felipe Martínez, así como el expresidente de la Generalitat, Eduardo Zapalana.

Tras cruzar la plaza de la Virgen y la calle Micalet, el féretro ha entrado por la puerta de los Hierros de la Catedral y ha sido ubicado junto al presbiterio mientras el coro de la catedral ha interpretado el 'Réquiem en Re menor' de Gabriel Fauré. Tras la misa, los restos mortales del cardenal han recibido sepultura en la capilla de San José, según era su voluntad.

CARDENALES CONCELEBRANTES

Los cardenales concelebrantes de la misa exequial han sido Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española; Lluis Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona; Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla, y Francisco Alvarez, arzobispo emérito de Toledo.

García-Gasco falleció el pasado domingo a los 80 años a causa de un infarto. Su cuerpo sin vida fue hallado en una habitación de la Casa de acogida de peregrinos 'San Juan de Ribera' de las Obreras de la Cruz de Roma, donde había acudido para participar en la ceremonia de beatificación del Papa Juan Pablo II.

Agustín García-Gasco nació el 12 de febrero de 1931 en Corral de Almaguer (Toledo), realizó sus estudios primarios en el Colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas 'La Salle' de su localidad natal e ingresó en el Seminario de Madrid-Alcalá en 1944.

El 26 de mayo de 1956 fue ordenado sacerdote en Madrid y en el mes de julio del mismo año fue nombrado párroco de Villamanta (Madrid). Un año después se le nombró Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana y Profesor de la Escuela de Cursillos de Cristiandad.

Su Santidad el papa Juan Pablo II le nombró arzobispo de Valencia el día 24 de julio de 1992 y tomó posesión de la Archidiócesis el 3 de octubre del mismo año.

Fue creado cardenal por el Papa Benedicto XVI en el consistorio de 24 de noviembre de 2007, con el título presbiteral de San Marcelo. El 8 de enero de 2009, Su Santidad el papa Benedicto XVI, aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis, que el arzobispo monseñor García-Gasco le había presentado al cumplir 75 años, y le nombró Administrador Apostólico de la Archidiócesis de Valencia hasta la toma de posesión del nuevo Pastor, monseñor Carlos Osoro.


Fuente: europapress.es