*Cientos de fieles asisten a la misma presidida por el obispo, quien ensalza que la concatedral es un «centro de unidad» diocesana
*Castellón conmemora el nombramiento de Santa María como concatedral
Medio siglo da para mucho, y ayer la diócesis de Segorbe-Castellón celebró por todo lo alto un triple 50 aniversario: el de la actual configuración de la diócesis, el de la bula por la que Juan XXIII otorgó a Santa María el rango de concatedral, y el del nombramiento de Castellón de la Plana como ciudad episcopal, un reconocimiento que hasta entonces sólo tenía Segorbe en la provincia.
El de ayer fue un día significativo para el clero castellonense. También para los fieles. El acto de conmemoración de los 50 años de vida de la diócesis de Segorbe-Castellón se programó para las 19.00 horas. Tanto sacerdotes como fieles fueron llegando antes a una concatedral que terminó por aglutinar a cientos de personas en la misa pontifical.
El obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López, presidió la eucaristía. Sobre el altar le acompañaban más de 70 religiosos, entre sacerdotes y estudiantes del seminario. La Orquesta Sinfónica del Mediterráneo fue la encargada de acompañar musicalmente el oficio, que terminó por convertirse en uno de los más emotivos que ha acogido la concatedral. Con la misa pontifical se conmemoró el cumplimiento del medio siglo de la actual configuración de la diócesis, y, de hecho, la eucaristía comenzó con la lectura de la bula que otorgó la categoría episcopal a la ciudad de Castellón.
Tal día como ayer, el 31 de mayo de 1960, un decreto de la Santa Sede modificó los límites de las diócesis de Valencia, Segorbe y Tortosa, y dejó las comarcas de la Plana, el Maestrat, Alto Mijares, Alto Palancia y la parroquia de Betxí bajo una misma jurisprudencia religiosa. El cambio respondió al intento de adaptar las diócesis a los límites provinciales civiles.
Y es que hasta entonces, y desde el siglo XIII, las comarcas de la Plana y el Maestrat pertenecían a la diócesis de Tortosa. El Alto Mijares, por su parte, era de la diócesis de Valencia, y la parroquia de Betxí pertenecía históricamente a la diócesis de Teruel.
Hace medio siglo el obispado de Segorbe estaba formada por las poblaciones del Alto Palancia y por otros territorios que, con la reestructuración, pasaron a la de Valencia. Así es que la diócesis de Segorbe-Castellón, tal y como la conocemos ahora, nació hace 50 años.
Dignidad de concatedral
El mismo día de 1960, una bula del papa Juan XXIII confería a la iglesia de Santa María la dignidad de concatedral de la diócesis de Segorbe-Castellón, una denominación determinada porque comparte el rango de catedral de la diócesis con la de la capital del Palancia.
Pero aún hay más. La terna de 50 aniversarios la completa el medio siglo desde que Juan XXIII, mediante otra bula, elevara a la categoría de ciudad episcopal a Castellón de la Plana, un privilegio compartido con Segorbe, única ciudad castellonense que hasta entonces tenía ese rango.
Ayer, durante la homilía, el obispo apeló al «significado profundo» de la concatedral y ensalzó que el lugar en que se encuentra la sede del obispo «ha de ser y es centro de unidad para todo el pueblo de Dios y para toda la comunidad diocesana». Ese papel, explicó, corresponde ahora tanto a la concatedral de Castellón como a la catedral de Segorbe, «centro material y espiritual de la diócesis».
En el recuerdo estaban todos aquellos que han pasado por la diócesis. El primer obispo de Segorbe-Castellón fue Josep Pont i Gol, quien posteriormente fue arzobispo de Tarragona y a quien se considera el artífice de las reformas territoriales. Le sucedieron José María Cases (1972-1996), Juan Antonio Reig Pla (1997-2005) y Casimiro López, el obispo actual.
*Castellón conmemora el nombramiento de Santa María como concatedral
Medio siglo da para mucho, y ayer la diócesis de Segorbe-Castellón celebró por todo lo alto un triple 50 aniversario: el de la actual configuración de la diócesis, el de la bula por la que Juan XXIII otorgó a Santa María el rango de concatedral, y el del nombramiento de Castellón de la Plana como ciudad episcopal, un reconocimiento que hasta entonces sólo tenía Segorbe en la provincia.
El de ayer fue un día significativo para el clero castellonense. También para los fieles. El acto de conmemoración de los 50 años de vida de la diócesis de Segorbe-Castellón se programó para las 19.00 horas. Tanto sacerdotes como fieles fueron llegando antes a una concatedral que terminó por aglutinar a cientos de personas en la misa pontifical.
El obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López, presidió la eucaristía. Sobre el altar le acompañaban más de 70 religiosos, entre sacerdotes y estudiantes del seminario. La Orquesta Sinfónica del Mediterráneo fue la encargada de acompañar musicalmente el oficio, que terminó por convertirse en uno de los más emotivos que ha acogido la concatedral. Con la misa pontifical se conmemoró el cumplimiento del medio siglo de la actual configuración de la diócesis, y, de hecho, la eucaristía comenzó con la lectura de la bula que otorgó la categoría episcopal a la ciudad de Castellón.
Tal día como ayer, el 31 de mayo de 1960, un decreto de la Santa Sede modificó los límites de las diócesis de Valencia, Segorbe y Tortosa, y dejó las comarcas de la Plana, el Maestrat, Alto Mijares, Alto Palancia y la parroquia de Betxí bajo una misma jurisprudencia religiosa. El cambio respondió al intento de adaptar las diócesis a los límites provinciales civiles.
Y es que hasta entonces, y desde el siglo XIII, las comarcas de la Plana y el Maestrat pertenecían a la diócesis de Tortosa. El Alto Mijares, por su parte, era de la diócesis de Valencia, y la parroquia de Betxí pertenecía históricamente a la diócesis de Teruel.
Hace medio siglo el obispado de Segorbe estaba formada por las poblaciones del Alto Palancia y por otros territorios que, con la reestructuración, pasaron a la de Valencia. Así es que la diócesis de Segorbe-Castellón, tal y como la conocemos ahora, nació hace 50 años.
Dignidad de concatedral
El mismo día de 1960, una bula del papa Juan XXIII confería a la iglesia de Santa María la dignidad de concatedral de la diócesis de Segorbe-Castellón, una denominación determinada porque comparte el rango de catedral de la diócesis con la de la capital del Palancia.
Pero aún hay más. La terna de 50 aniversarios la completa el medio siglo desde que Juan XXIII, mediante otra bula, elevara a la categoría de ciudad episcopal a Castellón de la Plana, un privilegio compartido con Segorbe, única ciudad castellonense que hasta entonces tenía ese rango.
Ayer, durante la homilía, el obispo apeló al «significado profundo» de la concatedral y ensalzó que el lugar en que se encuentra la sede del obispo «ha de ser y es centro de unidad para todo el pueblo de Dios y para toda la comunidad diocesana». Ese papel, explicó, corresponde ahora tanto a la concatedral de Castellón como a la catedral de Segorbe, «centro material y espiritual de la diócesis».
En el recuerdo estaban todos aquellos que han pasado por la diócesis. El primer obispo de Segorbe-Castellón fue Josep Pont i Gol, quien posteriormente fue arzobispo de Tarragona y a quien se considera el artífice de las reformas territoriales. Le sucedieron José María Cases (1972-1996), Juan Antonio Reig Pla (1997-2005) y Casimiro López, el obispo actual.
Fuente: Las Provincias de Castellón
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