
Debemos entrar en esta semana con un espíritu de fe y de recogimiento interior. Durante esta Semana Santa, los cristianos seguimos las huellas de nuestro maestro. Las narraciones de la pasión cobran nueva vida; es como si los hechos se repitieran efectivamente ante nuestros ojos. Todos los acontecimientos que conducen al arresto, al proceso y a la ejecución de Jesús son recordados y celebrados. Paso a paso, escena por escena, seguimos el camino que Jesús recorrió durante los últimos días de su vida mortal.
Los acontecimientos que celebramos no pertenecen sin más a la historia pasada. La representación de las procesiones se hace realidad actual en la celebración litúrgica; en ella tienen su origen y a ella han de conducir para que no derive en una historia muerta, anodina, pura manifestación externa. La procesión sin la celebración litúrgica quedaría incompleta; la proclamación y representación de la fe reclama la celebración participada. También nosotros somos destinatarios de la historia de la salvación que acontece en la pasión, muerte y resurrección de Jesús, representada y celebrada en cada Semana Santa. Jesús Nazareno padece y muere por nuestros pecados y resucita para devolvernos la vida de Dios, fuente y motor de vida y fraternidad, de justicia y de paz entre los hombres. Participemos en esta Semana Santa con fe viva y con fervor profundo. Pasemos del silencio exterior al recogimiento interior. Que la contemplación y la participación en los misterios de la Semana Santa aviven nuestra fe y vida cristiana.
Fuente: El Periódico Mediterráneo
No hay comentarios:
Publicar un comentario