En breve se abrirá el periodo de inscripción en los colegios para el próximo curso escolar. Es el momento para que los padres inscriban también a sus hijos para la asignatura de Religión y Moral católica. Al hacerlo ejercen sus derechos a la libertad religiosa y su derecho fundamental a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Así está reconocido por la Constitución española (Art, 27, 3).
Cierto que los padres no tienen fácil ejercer este derecho que les asiste. La misma legislación va poniendo trabas a la clase de religión al no equipararla al resto de las asignaturas fundamentales como está acordado con la Santa Sede y es ley para todo el Estado. Hay que denunciar además la discriminación de los alumnos que cursan esta asignatura cuando no existe una verdadera alternativa a la clase de religión para el resto de los alumnos; una discriminación que aumenta cuando la clase de Religión se pone al comienzo o al final del horario escolar. Según me indican los mismos padres y alumnos, en algún colegio estatal se intenta disuadir a los padres que piden religión para sus hijos y existen profesores que se mofan de ellos porque cursan esta asignatura.
Ante esta situación antidemocrática, sacerdotes, profesores de religión y profesores cristianos, catequistas hemos de ayudar a los padres católicos para que valoren la clase de religión y no se dejen amedrentar por los intentos de que sus hijos no reciban formación religiosa en la escuela o por la facilidad de tener una asignatura menos. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos, incluida la educación religiosa. Hemos de trabajar para que puedan ejercer esta responsabilidad, también en la escuela, sin limitaciones y sin coacciones de distinto tipo.
Los padres, que eligen la enseñanza religiosa católica para sus hijos, ejercen un derecho y cumplen además con su deber de educarles en la fe cristiana. Al bautizar a sus hijos, los padres se comprometen a educarles en la fe cristiana, por sí mismos o por medio de otros. Esta tarea se realiza por diversos cauces, entre los que destacan la familia, la parroquia y la escuela; todos ellos tienen objetivos y medios diferentes. Y todas son necesarias.
La formación religiosa no es un añadido artificial a la formación humana, cultural y técnica. La enseñanza religiosa ayuda a conocer y comprender la propia cultura y es fundamental para la formación integral, ya que es fuente de valores y referente que da sentido a sus vidas. Al proyectar su luz sobre todas las áreas del pensamiento da unidad a todo el desarrollo y maduración de la persona desde la libre adhesión a la palabra de Dios. Además promueve el diálogo con la cultura y la convivencia fundada en el reconocimiento de los derechos y deberes de la persona, en el respeto a las convicciones morales y religiosas del prójimo y en el servicio a la causa de la justicia.
Padres: inscribid a vuestros hijos para la clase de Religión. Y ayudadles a valorar esta enseñanza como imprescindible en su progreso personal, intelectual, cultural y social.
Casimiro López (Obispo Diócesis Segorbe-Castelló
Cierto que los padres no tienen fácil ejercer este derecho que les asiste. La misma legislación va poniendo trabas a la clase de religión al no equipararla al resto de las asignaturas fundamentales como está acordado con la Santa Sede y es ley para todo el Estado. Hay que denunciar además la discriminación de los alumnos que cursan esta asignatura cuando no existe una verdadera alternativa a la clase de religión para el resto de los alumnos; una discriminación que aumenta cuando la clase de Religión se pone al comienzo o al final del horario escolar. Según me indican los mismos padres y alumnos, en algún colegio estatal se intenta disuadir a los padres que piden religión para sus hijos y existen profesores que se mofan de ellos porque cursan esta asignatura.
Ante esta situación antidemocrática, sacerdotes, profesores de religión y profesores cristianos, catequistas hemos de ayudar a los padres católicos para que valoren la clase de religión y no se dejen amedrentar por los intentos de que sus hijos no reciban formación religiosa en la escuela o por la facilidad de tener una asignatura menos. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos, incluida la educación religiosa. Hemos de trabajar para que puedan ejercer esta responsabilidad, también en la escuela, sin limitaciones y sin coacciones de distinto tipo.
Los padres, que eligen la enseñanza religiosa católica para sus hijos, ejercen un derecho y cumplen además con su deber de educarles en la fe cristiana. Al bautizar a sus hijos, los padres se comprometen a educarles en la fe cristiana, por sí mismos o por medio de otros. Esta tarea se realiza por diversos cauces, entre los que destacan la familia, la parroquia y la escuela; todos ellos tienen objetivos y medios diferentes. Y todas son necesarias.
La formación religiosa no es un añadido artificial a la formación humana, cultural y técnica. La enseñanza religiosa ayuda a conocer y comprender la propia cultura y es fundamental para la formación integral, ya que es fuente de valores y referente que da sentido a sus vidas. Al proyectar su luz sobre todas las áreas del pensamiento da unidad a todo el desarrollo y maduración de la persona desde la libre adhesión a la palabra de Dios. Además promueve el diálogo con la cultura y la convivencia fundada en el reconocimiento de los derechos y deberes de la persona, en el respeto a las convicciones morales y religiosas del prójimo y en el servicio a la causa de la justicia.
Padres: inscribid a vuestros hijos para la clase de Religión. Y ayudadles a valorar esta enseñanza como imprescindible en su progreso personal, intelectual, cultural y social.
Casimiro López (Obispo Diócesis Segorbe-Castelló
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