Mons. Casimiro López, obispo de Segorbe-Castellón, ha comenzado la Cuaresma acompañado de trescientos niños y jóvenes procedentes del Colegio del Seminario de Segorbe, así como del colegio de la Milagrosa y del IES Cueva Santa. El Obispo de Segorbe-Castellón ha presidido la misa del Miércoles de Ceniza en la catedral, por la que se inaugura este tiempo de penitencia y de preparación a Pascua, y durante la cual también ha impuesto el signo penitencial de la ceniza a los jóvenes.
El Obispo ha roto el protocolo litúrgico para hacer la homilía delante del altar, con el micro en la mano y dirigiéndose directamente a los jóvenes: “Quiero tratar con vosotros tres puntos; qué es la cuaresma, qué objetivo tiene y cómo vivirla”. Sobre el primero, ha recordado que se trata de la preparación a la fiesta cristiana más importante, y que es como “una sinfonía en crescendo a medida que se acerca a Pascua, en la que celebramos la resurrección de Jesús que murió por amor a nosotros y nos devuelve la amistad con el Padre”.
Sobre los objetivos de la Cuaresma, mons. López Llorente declaró que es único: “la conversión, es decir, volver la mirada y el corazón a Dios”, y animó a los participantes a recurrir durante este tiempo al sacramento de la reconciliación. En el tercer punto sobre cómo vivir la preparación a Pascua, el prelado recuperó las tres prácticas tradicionales: la oración, el ayuno y la caridad. En referencia a la oración, el obispo explicó que es “hablar de tu a tu con Jesús,” y aseguró que “él nos escucha y nos habla”. Respecto al ayuno, invitó a desprenderse de cosas para “orientarnos hacia Dios, dándonos cuenta que no sólo de pan vive el hombre”. Y concluyó con la caridad, de modo que las prácticas anteriores dirijan hacia el que tiene necesidad: “el compañero que está triste, o el que no tiene que comer en este tiempo de crisis”, puso como ejemplo.
Fuente: catinfor.com
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