Un año más, coincidiendo con el primero de noviembre se celebra en nuestro país el tradicional día de todos los santos, una fecha en la que los católicos acudimos a nuestras tradiciones y creencias más arraigadas para honrar y recordar a nuestros ancestros fallecidos, una festividad cristiana en la que también nos ponemos en contacto con nuestras raíces, reuniones familiares, visitas a nuestros lugares de origen, etc. nos recuerdan la verdadera esencia de lo que somos como individuos y como pueblo, y los valores que desde el mismo nacimiento de nuestro país han cimentado y solidificado nuestro destino como nación, no hay España ni proyecto nacional válido si este nuestro país olvida sus orígenes y tradición común que han cementado la unidad de pueblos de diversa cultura y proyectado hacia el futuro como unidad de destino en lo universal (me tomo el permiso de parafrasear a un gran hombre de España).
Esta cultura, esta tradición y esta fe, se enfrenta hoy mas que nunca a las amenazas de subproductos pseudoculturales impulsados por intereses comerciales y por un interés ideológico creciente en el mundo en el que vivimos y que trata de sustituir la identidad y tradiciones católicas propias de nuestra nación, por una cultura vanal, neopagana y materialista que borre de nuestra memoria colectiva nuestra propia idiosincracia espiritual, si los españoles que amamos nuestras tradiciones y nuestra identidad cedemos ante algo tan trivial y vanal como Halloween o mejor dicho Jáloguin , si no hacemos nada viendo como nuestra juventud es manipulada para despreciar consciente o inconscientemente nuestras tradiciones para acoger una fiesta-bazofia tan deleznable para el espíritu pero tan rentable comercialmente ¿con que autoridad moral podemos luego exigir la unidad de nuestra patria, o nuestra soberanía nacional si no somos capaces de defender lo más elemental como es nuestra tradición cultural más arraigada?
No debemos tomarnos esta insidiosa amenaza como un mal menor o un juego de niños, no debemos ser condescendientes ni relajarnos ante esta invasión cultural que se nos está imponiendo poco a poco a través de cine-basura, fiestas discotequeras y ritos sectarios de tipo “new age”, o el árbol conserva sus raices o se seca, o educamos a nuestros hijos en unas tradiciones acordes a nuestras creencias más profundas y a nuestra historia o no amanecerá mas el sol en el imperio en el que en un tiempo pasado no había ocaso.
Escrito por Antonio Romero del Nuevo Alcázar
Esta cultura, esta tradición y esta fe, se enfrenta hoy mas que nunca a las amenazas de subproductos pseudoculturales impulsados por intereses comerciales y por un interés ideológico creciente en el mundo en el que vivimos y que trata de sustituir la identidad y tradiciones católicas propias de nuestra nación, por una cultura vanal, neopagana y materialista que borre de nuestra memoria colectiva nuestra propia idiosincracia espiritual, si los españoles que amamos nuestras tradiciones y nuestra identidad cedemos ante algo tan trivial y vanal como Halloween o mejor dicho Jáloguin , si no hacemos nada viendo como nuestra juventud es manipulada para despreciar consciente o inconscientemente nuestras tradiciones para acoger una fiesta-bazofia tan deleznable para el espíritu pero tan rentable comercialmente ¿con que autoridad moral podemos luego exigir la unidad de nuestra patria, o nuestra soberanía nacional si no somos capaces de defender lo más elemental como es nuestra tradición cultural más arraigada?
No debemos tomarnos esta insidiosa amenaza como un mal menor o un juego de niños, no debemos ser condescendientes ni relajarnos ante esta invasión cultural que se nos está imponiendo poco a poco a través de cine-basura, fiestas discotequeras y ritos sectarios de tipo “new age”, o el árbol conserva sus raices o se seca, o educamos a nuestros hijos en unas tradiciones acordes a nuestras creencias más profundas y a nuestra historia o no amanecerá mas el sol en el imperio en el que en un tiempo pasado no había ocaso.
Escrito por Antonio Romero del Nuevo Alcázar
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