
El encuentro con Jesucristo, la contemplación de su rostro y la acogida de su Evangelio impulsan a todo cristiano a confesar y testimoniar su fe en Cristo, único Salvador del hombre. Quien ha encontrado a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, no puede retenerlo para sí solo; está impulsado y llamado a anunciarlo por la palabra y por el testimonio de vida. Como antaño a Pedro, Cristo Jesús nos dice hoy de nuevo: “Rema mar adentro” (Lc 5,4); como entonces a los Apóstoles, el Señor nos dice hoy: “Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio” (Mc 16,15). También en tiempos de especial dificultad para la misión hemos de acoger con renovada confianza estas palabras de Jesús y ponernos con nuevo ardor y esperanza al servicio de la Evangelización.
El lema de este año reza: “La Palabra, luz para los Pueblos”. La Palabra es Jesucristo mismo y su Evangelio. Cristo es la luz de las naciones, que a todos los hombres está destinado y a todos debe ser ofrecido. Objetivo de la misión es iluminar con la luz del Evangelio a todos los pueblos en su recorrido histórico hacia Dios, para que en Él tengan su realización plena. Porque Dios quiere que todos se salven y llegue al conocimiento de la verdad. La llamada a la misión es válida para todas partes, pero recobra especial urgencia ante esa parte de la humanidad que aún no conoce a Jesucristo, la Luz del mundo.
Por ello, esta Jornada debe servir para renovar y potenciar nuestro recuerdo agradecido, nuestra oración sincera y nuestro compromiso solidario con tantos misioneros y misioneras, que, siguiendo la llamada del Señor, lo han dejado todo y entregan toda su existencia para que la Buena Nueva resuene en todos los continentes. Son muchas y, en algunos casos extremas las carencias y necesidades materiales de los misioneros en el cumplimiento de su tarea evangelizadora y promotora del desarrollo completo de las personas, en especial de los más pobres. No podemos dudar que la colecta de esta Jornada va destinada totalmente a las misiones y así a los más desfavorecidos de la tierra. Incluso en tiempos de crisis económica, su situación de pobreza, de injusticia y de marginación nos sigue interpelando y nos llama a un mayor esfuerzo en nuestra colaboración generosa en la colecta de este día. No busquemos justificaciones fáciles para inhibirnos. Redoblemos, pues, nuestro compromiso con la misión y las misiones. El Señor nos llama a anunciar y testimoniar el Evangelio; Él nos llama a compartir nuestros bienes y a hacerlo de modo especial con los más pobres y desfavorecidos.
Con mi afecto y bendición,
+ Casimiro López Llorente
Fuente: Agencia SIC
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