Divina Misericordia

lunes, 14 de marzo de 2011

Segorbe-Castellón celebra su primer Encuentro Diocesano

En un mes, el obispado de Segorbe-Castellón ha vivido dos de los momentos más intensos de este curso. El primero fue el paso de la Cruz y el Icono de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en la Diócesis del 5 al 11 de febrero. En marzo, el sábado pasado, ha sido el primer Gran Encuentro Diocesano que ha reunido dos mil fieles, más las contemplativas de clausura que se unieron espiritualmente por la oración. Los temas centrales fueron la Eucaristía y la JMJ, sin olvidar la proyección de La última cima y los testimonios posteriores del hermano de Pablo Domínguez y del director del film.

En la misa de clausura, el Obispo, mons. Casimiro López Llorente, manifestó su alegría y agradecimiento a Dios por la experiencia de comunión en la Iglesia Diocesana más allá de “valles, distancias o lenguas”, e insistió en el mismo argumento con que había inaugurado la jornada: Segorbe-Castellón tiene que ser una comunidad evangelizadora. En la homilía, invitó a los fieles a aprovechar este tiempo de Cuaresma para intensificar la relación con Dios, y que mejore así la vida de las comunidades: “necesitamos una Iglesia cada vez más evangelizadora –insistía mons. López Llorente- centrada en el Señor, reforzada por el Espíritu Santo, para ser más evangelizadores en nuestra sociedad, sin miedo”.

Una de las claves para conseguir este objetivo la había dado el obispo de Coria-Cáceres y miembro del Departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal, mons. Francisco Cerro, en la ponencia de la mañana: “seguramente, la solución a todos nuestros problemas pastorales esté en volver a la Eucaristía celebrada, comulgada y adorada”. El ponente aseguró que el fruto de la Eucaristía está vinculado a la reconciliación y la comunión, y concluyó su intervención afirmando que es fuente de vocaciones y dinamismo misionero: “Cuando hemos conocido al amor de los amores, que es la Eucaristía, ¿qué tenemos que hacer? Contar a todo el mundo el gozo de haber encontrado a Jesucristo”.

La última cima

En un tono eucarístico –objetivo principal de este curso del Plan Diocesano de Pastoral - también estuvieron las intervenciones de la mesa redonda posterior a la proyección de la película La última cima, sobre el sacerdote Pablo Domínguez, y en la que participaron el hermano, José Manuel Domínguez, el director del film, Juan Manuel Cotelo, y el cardenal Ricardo Mª Carles.

José Manuel Domínguez explicó que la Eucaristía dará sus frutos, tal como los dio en su hermano, si se cumplen cuatro actitudes: “Descubrirse pobre y necesitado de Dios, asumir el dolor propio, abrir el corazón a los que sufren, y no pertenecerse para ajustarse continuamente a la voluntad de Dios”. Cotelo, por su parte, reveló su recorrido personal ante el testimonio de Pablo: “Primero sentía envidia; quisiera ser como él. Después te das cuenta que puedes ser como él, que no es necesario hacer cosas extraordinarias. Y el tercer paso es explicarlo, porque si a mi me provoca todo esto, ¿porqué no puede hacer lo mismo con otros?”.

Con la mirada en la JMJ

Aún con el buen sabor de boca por el paso de la Cruz y el Icono por la Diócesis, el Gran Encuentro también sirvió para concienciar del gran acontecimiento de agosto en Madrid. El viernes por la noche, 200 jóvenes ya se habían adelantado al evento con una vigilia de oración, conciertos y testimonio bautizada como “Invocación”. El mismo día, las informaciones y exhortaciones para la JMJ se completaron con diversas iniciativas para crear una bolsa de ayuda a los jóvenes sin recursos que quieran participar. La más llamativa fue la rifa de una raqueta del tenista Rafael Nadal.

El obispo, parafraseando la última conversación telefónica que tuvieron los hermanos Domínguez un día antes de la muerte de Pablo, se dirigió a los jóvenes para animarlos a buscar su vocación: “cada uno tiene una misión, mejor: una vocación, y tenemos un tiempo breve para realizarla”. Y completó: “queridos jóvenes, cuento con vosotros, Él cuenta con vosotros, y no olvidéis que el centro de nuestra fe está en Cristo, está en la Eucaristía”.


Fuente: revistaecclesia.com

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