
Miles y miles de personas acudieron ayer a la llamada de la fe en el Valle de los Caídos. Nunca se había visto nada igual. No importó el frío (5 grados), ni la lluvia, ni la niebla... Una marabunta humana decidió levantarse pronto de la cama y desplazarse hasta El Escorial para demostrar, con su presencia, su rechazo a la —presunta— intención del Gobierno de cerrar la basílica de Cuelgamuros. La riada de gente cogió por sorpresa a todo el mundo. A Patrimonio, a la Delegación del Gobierno, a Tráfico e, incluso, a la propia comunidad benedictina. No pudo resumirlo mejor un hombre que acudía con su mujer y sus tres hijos, nada más concluir la ceremonia: «Hoy se ha armado aquí la de Dios»...

Viendo la que se estaba formando, los monjes decidieron aplazar la ceremonia durante casi una hora. Riadas de personas y vehículos comenzaban a poblar los estrechos accesos hasta la cima de Cuelgamuros. La niebla y el frío convertían la ascensión en una aventura casi mística. Al filo de las 11.45 horas el abad echó mano del micrófono y decidió comenzar la ceremonia. «Lo siento, no podemos esperar más. Las autoridades nos dicen que están entrando 2.000 vehículos y que hay 10 kilómetros de atasco en la carretera hacia El Escorial...». Un aplauso espontáneo obligó al monje a interrumpir sus palabras. Segundos después comenzó la misa.
Entrar, solo los domingos

La liturgia de ayer se alargó casi una hora. Se celebró en «absoluta normalidad», como había pedido el abad antes de comenzar. Las familias no dudaron en mostrar su alegría por participar en un acto que tardarán tiempo en olvidar. Sólo pusieron un «pero»: los controles que hizo la Guardia Civil en la entrada al Valle de los Caídos. «Me han obligado a abrirles el maletero para ver si llevaba banderas o pancartas. Me ha resultado indignante, pienso escribirle una carta al director de Patrimonio porque así no se trata a la gente», comentaba una mujer joven que agarraba por el brazo a su madre.
«Eso no se hace»
Una chica que estaba oyendo estas quejas no pudo evitar unirse a la conversación. «A mí también me han obligado a salir del coche. Me he sentido como si fuese una terrorista o una asesina. Eso no se hace. Voy sola con mi perro, ¿qué piensan que puedo hacer?».

En el encuentro con Patrimonio y la Delegación del Gobierno, además, se llegó al acuerdo para que la realización de las obras impliquen el mallado del conjunto escultórico de La Piedad, así como la colocación de una estructura de protección a la entrada de la basílica para garantizar la seguridad de los fieles. Según las mismas fuentes, estas obras tendrán un plazo de ejecución de un mes y medio y van a suponer un coste cercano a los 100.000 euros.
El Ejecutivo central ya ha hecho saber a la abadía que su intención es concluir los trabajos en el Valle el 25 de diciembre. Hasta entonces, los monjes podrán celebrar misa todos los domingos en la explanada. La movilización de ayer deja de manifiesto que un gran número de fieles está dispuesto a movilizarse contra su cierre.
Fuente: abc.es
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