Divina Misericordia

domingo, 27 de febrero de 2011

El obispo de Segorbe-Castellón destaca el papel del Movimiento de Cursillos de Cristiandad

Evangelizados y evangelizadores

Queridos diocesanos:

El Movimiento Cursillos de Cristiandad, nacido a finales de la década de 1940, cumple 50 años de implantación en nuestra Diócesis. Evangelizados y evangelizadores son las palabras que mejor definen su origen, su pasado y su presente; y que también han de caracterizar su futuro. Porque este Movimiento quiere contribuir a cambiar en sentido cristiano los ambientes donde las personas viven y actúan, mediante la inserción de “hombres nuevos”, que han llegado a serlo gracias a su encuentro con Cristo.

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad es uno de esos carismas-servicios que el Espíritu Santo ha suscitado en orden a la edificación de la Iglesia y a la evangelización del mundo. La Iglesia existe para evangelizar. Los que acogen la Buena Nueva y se dejan transformar por ella e intentan hacerla vida, forman una comunidad evangelizada y evangelizadora; su vida sólo tiene sentido pleno cuando se convierte en testimonio y anuncio de la Buena Nueva; y necesita dejarse evangelizar y renovarse constantemente para conservar su frescor y vitalidad. La Iglesia, continuadora de la obra y misión de Cristo, lleva a cabo su misión evangelizadora escuchando atentamente la Palabra, celebrando los Sacramentos y viviendo el envío de Jesús, que se hace a todo bautizado. Esto sucede también en virtud de carismas que el Espíritu Santo suscita a lo largo de la historia según las necesidades de cada momento concreto.

Así surge el Movimiento de Cursillos de Cristiandad. Nace en una época de cierto florecimiento religioso popular, social y personal, en la que, aparentemente, la sociedad española goza de orientación cristiana. Sin embargo, se detecta ya un déficit de evangelización, de testimonio y de transformación de la sociedad, así como de interiorización de la fe y vida cristiana. Un grupo de jóvenes de Acción Católica en Mallorca, inquietos por la falta de coherencia entre la fe y la vida, por la falta de autenticidad y de inquietud apostólica, ponen en marcha el Cursillo de Cristiandad y el Movimiento de Cursillos de Cristiandad. Son un instrumento y un movimiento al servicio de la Palabra de Dios con el fin de despertar y madurar la fe. Su primer momento es la proclamación del Evangelio, que lleve al encuentro con Cristo y a la conversión a él y a la Iglesia, y, desde ahí, al envío a la evangelización de los ambientes.

Al celebrar el 50º aniversario del Movimiento en nuestra Diócesis damos gracias a Dios por los dones recibidos y el trabajo realizado. A la vez miramos hacia el futuro con esperanza firme siendo fieles al carisma recibido. Nos preguntamos si hoy, ante los cambios en la sociedad y en la misma Iglesia, continúa siendo válido. Si hemos de aplicarnos con todas nuestras fuerzas a la tarea de la nueva Evangelización (Benedicto XVI), los Cursillos de Cristiandad siguen teniendo sentido, vigencia y actualidad: pues se trata, sobre todo, de un movimiento evangelizador. Habrá que considerar cómo se puede actualizar y potenciar. Será preciso cultivar una sólida formación, centrada en Cristo, en la misión de la Iglesia y en la misión concreta del Movimiento y conocer bien las características de los ambientes y de las personas de hoy. Convendrá cultivar los elementos pedagógicos del Cursillo: Palabra desde la vida, testimonio, libertad y heterogeneidad. Y es preciso alimentar una espiritualidad, centrada en Cristo, que una la fe y la vida y que haga de los cursillistas, cristianos evangelizados y evangelizadores.

Con mi afecto y bendición,

Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castelló

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