Divina Misericordia

lunes, 10 de enero de 2011

‘Gólgota picnic’, la propuesta anticristiana con la que el Centro Dramático Nacional ha decidido dilapidar los fondos públicos

Una blasfemia pagada con dinero público

Crucifixiones burlescas, travestismo, esputos y regurgitaciones y –por supuesto– los penes y vaginas del elenco actoral proyectados en directo sobre una gran pantalla

Aviso: ponemos en conocimiento del público que algunos conceptos religiosos o imágenes, pueden herir su sensibilidad".



Con esta exención de responsabilidad, aunque sin calificación por edades, el Centro Dramático Nacional (CDN) advierte a los amantes del teatro de lo que pueden encontrarse en la obra Gólgota picnic, creación del dramaturgo hispanoargentino Rodrigo García que, tras su estreno este fin de semana, permanecerá en cartel hasta el 6 de febrero en la sede más monumental del CDN, el Teatro María Guerrero, en el centro de Madrid.

TODO CON DINERO PÚBLICO

El propio Rodrigo García explica que ha querido "saltarse los límites expresivos que quieren imponernos", pese a que su obra está sufragada enteramente por una institución estatal que cuenta con más de 7 millones de euros anuales de presupuesto.

En su primera representación ante el público, habida este fin de semana, numerosos espectadores abandonaron sus butacas ante una pieza de dos horas y media de duración sin intermedios, que la crítica ha calificado como un refrito de "tópicos de agnósticos de salón".

García, antiguo miembro de la compañía La Carnicería Teatro y autor de Esto es así y a mí no me jodáis y de Muerte y reencarnación en un cowboy, traza una obra anticristiana y anticapitalista, en la que abundan los desnudos frontales totales de hombres y mujeres, los primeros planos en directo (y maximizados en una pantalla de cine) de los genitales de actrices y actores, blasfemias, remedos de crucifixiones que buscan poner en burla la tradición iconográfica cristiana (citando expresamente al Giotto, Mantegna y Rubens) y escenas de fuerte contenido sexual, del travestismo al sadomasoquismo, sin olvidar un lenguaje constantemente soez.

Al margen de lo citado, la escenificación abunda en escenas poco tolerables para su visionado, como la ingesta y posterior regurgitado de panecillos (en primerísimo plano) a cargo de uno de los actores.

CRISTO Y EL DINERO EN LA HERIDA DEL COSTADO

El programa de mano de Gólgota picnic muestra la mano de Cristo bendiciendo con un as en la manga de su túnica, a fin de mostrarpredicar el amor, sólo ha traído al mundo intolerancia y guerra.

Por eso, en la obra, la llaga en el costado de la crucifixión es el lugar más idóneo para poner un fajo de billetes.

8 DETALLES DE 'GÓLGOTA PICNIC'

En la obra, un personaje cubre a otro de pintura roja, arroja una sábana sobre su cuerpo y luego muestra al público la impresión, en burla de la Sábana Santa.
Se cubre de carne picada a un actor, que luego es desnudado y vestido de mujer, incluso con tacones. Su miembro cuelga visible por entre las ropas.
Se ven desnudos frontales totales y detalles (ampliados en una gran pantalla) de genitales de actores yactrices.

Un actor forma con gomina unos cuernos en su vello púbico, para luego poner bajo su pubis a una mujer arrodillada. Jesús es definido como "el puto diablo".

Un pianista toca desnudo, durante una hora, ‘Las sietepalabras de Cristo en la Cruz' (Haydn).

Una actriz gime al masturbarse con el pie de otro actor. Se crucifica a una mujer con falsos estigmas y corona de espinas sobre su casco.

7,1 MILLONES EN TIEMPOS DE CRISIS

A cargo de Gerardo Vera desde la llegada de Zapatero al poder, el Centro Dramático Nacional ha contado para el ejercicio de 2010 con más de 7 millones de euros, cifra que -debido a la crisis económica y la contención del gasto público comprometida por el Gobierno- ha de ir disminuyendo en sucesivos ejercicios, para quedarse en 4.5 millonesde euros en 2013.

En su trayectoria, Gerardo Vera ha confirmado con la ministra de Cultura, Ángeles González- Sinde, el guión del filme de temática homoerótica ‘Segunda piel' (1999).

NOTA.- este artículo se publicó originalmente en La Gaceta

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