
P.- El próximo 29 muchas ciudades españolas, y especialmente Madrid, celebrarán la festividad de la Sagrada Familia de Nazaret y, con este motivo, celebraciones eucarísticas y el gran encuentro de las Familias en Madrid ¿Cuál es el sentido de este encuentro?
R.- Nos congregamos en la Plaza Colón de Madrid para dar gracias a Dios por el gran don de las familias cristianas donde se nos ha transmitido la fe. Al mismo tiempo queremos recordar a toda Europa que la familia de fundación matrimonial entre un hombre y una mujer es la raíz de la sociedad y es el máximo bien social. Finalmente queremos mostrar la belleza del designio de Dios quien llama al amor conyugal y a la santidad en el sacramento del matrimonio. Fruto de este amor nacen los hijos, bendición de Dios y futuro de la humanidad. Donde falta la familia crece la marginación. Donde ella se hace presente florece una sociedad sana.
P.- La fiesta de la Sagrada familia se enmarca litúrgicamente en el tiempo de Navidad; a pesar de la laicización de las fiestas, la Navidad sigue identificándose como las fiestas “familiares” por antonomasia ¿Cómo hacer realidad el compromiso de recuperar el sentido cristiano de la Navidad y por ende, el sentido cristiano de las familias y en las familias?
R.- La Navidad celebra la venida del Hijo de Dios al mundo. La Encarnación es el acontecimiento que ha cambiado el rumbo de la historia. Dios hecho carne nos acompaña y nos abre el camino de la salvación. Jesucristo, nacido de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, ingresa en nuestra historia formando parte de una familia: la Sagrada Familia de Nazaret. Este hecho le da valor trascendental a la familia cristiana, santificada por Jesucristo y puesta al servicio del Evangelio. Mirando a la familia de Nazaret podemos recuperar el sentido cristiano y familiar de estas fiestas. Lo que ocurre en Nazaret es un espejo en el que deben mirarse todas las familias cristianas
P.- La familia, Iglesia doméstica, es el núcleo donde germinan y crecen las vocaciones dentro de la Iglesia ¿Cómo recuperar el sentido familiar de la vida cristiana? En esta línea, dentro de las parroquias, movimientos, asociaciones… ¿Cómo realizar una pastoral familiar profunda y efectiva, tanto con matrimonios como con niños, jóvenes, etc?

P.- Actualmente, en muchos ámbitos socioculturales, la institución familiar ha sufrido un evidente retroceso: se presenta como algo difuso, incluso opresivo…La crisis, no sólo económica sino sobre todo estructural, de muchas familias es evidente ¿Qué acciones, programas, apoyos presta la Iglesia en estas situaciones?
R.- La Iglesia recuerda en primer lugar a todos la vocación original al amor de toda persona creada a imagen y semejanza de Dios. Esta vocación al amor, que abarca toda la vida, se desarrolla mayoritariamente en la vocación conyugal matrimonial que supone la diferencia sexual varón-mujer. Reconocer la identidad de la persona humana y la identidad del matrimonio y de la familia es el primer servicio que presta la Iglesia. Esta recuerda que Dios es el autor del matrimonio que ha sido previsto para la comunión amorosa en la unidad varón-mujer que, por gracia de Dios, se convierte en una alianza indisoluble abierta a la procreación y educación de los hijos.
Teniendo claro cuál es el designio de Dios, la Iglesia, con las familias, ha de prestar el servicio de la educación afectivo-sexual de adolescentes y jóvenes, itinerarios concienzudos de preparación próxima e inmediata de la celebración del sacramento del matrimonio, y desarrollar toda una red de servicio y acompañamiento de las familias.
La respuesta a la crisis es formar auténticas comunidades cristianas donde las familias se ayuden unas a otras como hermanos. Esto es lo que ocurría en los orígenes de la Iglesia y es lo que hemos de recuperar hoy. Gracias a Dios en estos últimos años se han desarrollado los Equipos de Pastoral Familiar en las parroquias que desarrollan una labor preventiva y terapéutica vinculada a los Centros de Orientación Familiar, una labor educativa y de promoción del espíritu familiar en las parroquias. Los movimientos familiares y las comunidades cristianas favorecen este acompañamiento de las familias y, juntos, deben favorecer en España el asociacionismo familiar.
P.- Hay quien piensa que la Iglesia, ante la situación actual de muchos matrimonios católicos, debería replantearse la situación de los católicos divorciados y vueltos a casar el acceso a los sacramentos, etc. En este sentido Mons. Müller publicó una elocuente contribución en L´Osservatore Romano ¿Cómo se realiza la acción pastoral con estas situaciones? ¿Cómo resolver el sincero deseo de acceso a los sacramentos de estas personas? Y sobre todo, ¿cómo conjugar la caridad con la firmeza en la doctrina?
R.- Como ya dejó muy claro el Beato Juan Pablo II en la Exhortación Familiaris Consortio, la comunidad cristiana debe prestar una acogida especial a los que viven en situación difícil o en situación irregular. Son hijos de la Iglesia y deben de hacerse presentes en las celebraciones de la Palabra y en las celebraciones eucarísticas. Quienes por su situación irregular no puedan participar de la comunión eucarística deben abrirse a la luz que Dios vaya haciendo presente en sus vidas. En este sentido, según mi experiencia, quienes pueden prestar un gran servicio de acogida son las pequeñas comunidades cristianas de carácter carismático o catecumenal. La verdadera pastoral une siempre la verdad con la caridad porque sólo la Verdad salva. Yo puedo dar testimonio de auténticos milagros en matrimonios rotos, en personas que han solventado su situación con recurso a las causas de nulidad y en personas que, viviendo una situación irregular, nunca han dejado de sentir el consuelo de Dios y la oración y la asistencia de los hermanos. Como ha anunciado el Papa Francisco todas estas cuestiones pastorales serán profundizadas en los próximos Sínodos sobre la familia.
(Mª José Atienza-Agencia SIC)
Foto: Encuentro - peregrinación de las familias a la Tumba de San Pedro por el Año de la Fe
Foto Reig Pla: El Mundo Cubero
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