Divina Misericordia

jueves, 8 de diciembre de 2011

Para comprender el misterio de la Concepción Inmaculada

La devoción a la Inmaculada Concepción de María tiene sus orígenes en el XI Concilio de Toledo, del siglo IV, por el que el rey visigodo Wamba fue llamado “Defensor de la Purísima Concepción de María”. Pero el gran impulso lo recibió en el siglo XIV, con el nacimiento de varias cofradías en honor de la Inmaculada Concepción que lograron que en 1644 fuera proclamada patrona de España, y que el día 8 de diciembre de cada año se conmemorara su fiesta.

Poco a poco esta devoción se fue expandiendo incluso al Nuevo Mundo, donde los misioneros evangelizaban con ella. La fecha más significativa es el 8 de diciembre de 1854, día en que el papa Pío IX presentó la bula Ineffabilis Deus, en donde promulga el dogma de la Inmaculada Concepción de María.

¿Qué es la Inmaculada Concepción?

La palabra “inmaculada” viene del griego y significa “sin mancha o sin pecado”; por otra parte, concepción remite al momento del inicio de la gestación de una nuevavida; por lo tanto, decir que María tuvo una Inmaculada Concepción significa que ella fue creada sin el pecado original, aquel pecado de Adán y Eva, que trastornó la naturaleza humana alejandonos de la gracia y los preceptos de Dios.

Inmaculada es pues un privilegio singularisimo de la Santísima Virgen María, por el que María, en previsión de los méritos de la Pasión y Muerte redentora de su Hijo Jesucristo, fue preservada de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su Concepción. Esta verdad fue proclamada dogma de fe por el Papa Pío IX en 1854.

La doctrina católica de la Inmaculada Concepción no significa que María haya sido concebida en el mismo modo en que Jesús. No significa que sus padres no hubieran tenido relaciones sexuales. No hay nada especial en el modo en que sus padres la concibieron. Lo que enseña la doctrina de la Inmaculada es que, es que en María, el efecto de purificación que tiene el bautismo fue adelantado al momento de su concepción. De modo, que los efectos del pecado original nunca la afectaron. Fue en previsión de los méritos de Jesús lo que la limpió.

La Teología ha comparado a María, la Virgen (la Madre de los Vivientes) con Eva (la Madre de los muertos). El "Sí" de María al Arcángel Gabriel, deshizo el "sí" de Eva al arcángel caído, Satanás. La cooperación de Eva con Satanás llevó a Adán a introducir la muerte en el mundo; la cooperación de María con Dios introdujo a Jesús, la Vida, en el mundo.

Las Escrituras nos dicen que Eva fue concebida sin pecado. La Iglesia siempre ha creído que esto encaja con que la Nueva Eva (María) debiera nacer sin pecado también. Si ella hubiera sido concebida con pecado, Jesús que es inmaculado, hubiera sido enemigo de su madre desde el momento mismo de su concepción.

Cuando el Arcángel Gabriel dijo "Ave María, llena de Gracia" (Lc. 1,28) estaba diciendo algo acerca de la naturaleza de María [Caire, kecaritomene!]. María fue llamada por su ser, por su naturaleza limpia, pura, por su título.


Fuente: parroquia-stamaria.blogspot.com

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